Por: Pedro Medina

El dibujo siempre ha sido un medio privilegiado para materializar una idea, siendo en varios momentos de la historia el fundamento del arte, del rigor de la anatomía a la profundidad de la perspectiva lineal, pasando evidentemente por ser la expresión de la personalidad del autor. Sin embargo, hoy en día no tiene el protagonismo de otras épocas, relegado en ocasiones a un uso instrumental o preparatorio que le resta valor como obra.

No lo pensó de este modo Pino Rabolini cuando fundó la Colección Ramo, que se dio a conocer con una gran exposición en el Museo del Novecento de Milán hace cuatro años. Vistas sus elecciones, se observa con claridad una colección con fuerte identidad y horizontes claros. El primero es su voluntad museal y de archivo, lo que significa una estudiada selección de obras y la cuidada conservación de las mismas. Por otro lado, él y su directora artística, Irina Zucca Alessandrelli, han dado valor a la misma característica del dibujo que otros han despreciado: el hecho de ser “la primera forma de la idea generada en la mente del artista”, anuncio de las creaciones por venir, las razones que las motivan o las intenciones del artista, pues se trata de una práctica íntima, el germen honesto que emana del artista.

Con este espíritu, que intenta captar la fuerza expresiva de los mejores artistas italianos del siglo XX, la Colección Ramo atesora obras únicas en papel, ejecutadas con técnicas diferentes y que permiten estudiar la obra de los autores en diferentes momentos de su carrera. Con el balance de estos primeros años de andadura, su presentación más allá de Italia en Houston, la publicación de un catálogo razonado de la colección y una presencia en forma de sección en ferias (Alessandrelli es la comisaria de uno de los tres programas centrales de Artissima en Turín: ‘Disegni’) o de eventos culturales, promete un futuro interesante para estudiosos y visitantes, sobre todo cuando cuente con una sede expositiva propia dentro de tres años.

Mientras tanto, su última actividad, la segunda edición de la Milano Drawing Week, se salda con un balance muy positivo, igual que ocurrió con la sección de Artissima, que tiene como primer fruto el destierro de la imagen del dibujo como algo clásico y meramente figurativo, lo que ha permitido descubrir artistas nuevos y obras asombrosas de maestros conocidos.
Su propuesta es sencilla, si bien plantea un extraordinario desafío: la colección cede –a elección de los interesados– una obra por espacio para que dialogue con una colección existente (de nuevo es el Gabinete de Dibujos del Castello Sforzesco con la refinada colección de Alberico XII Barbiano di Belgioioso) o con las exposiciones de artistas actuales en varias galerías de Milán, constituyendo una constelación de muestras que ha impresionado a sus visitantes.

Es evidente que el diálogo entre obras pertenecientes a tiempos distintos, inquietudes e investigaciones distantes entre ellas, es ya un atractivo de por sí, pero lo es más cuando descubrimos la audacia de varios de los artistas en sus elecciones y las correspondencias establecidas, por no hablar de las “rarezas” que la Colección posee y que esta iniciativa hace accesibles al gran público. Entre estas últimas, llaman la atención, en la Clima Gallery, los estudios para decoración de muebles de Lucio Fontana, realizados entre 1965 y 1966 a modo de contactos fotográficos, entre los que elegir la forma final.

Junto a estas obras inesperadas, hay otras más conocidas y donde cabe también el activismo político, como ocurre con el ‘Dramophone’ (1976) de Fabio Mauri, en la galería Castiglioni, donde Stefano Paolis recuerda cómo Mauri representa el célebre logotipo de la etiqueta discográfica conocida en Italia como “la voz del padrón”, reproducida aquí con la misma delicadeza que muestra también el joven artista en sus representaciones, donde una dimensión entre lo arquitectónico y lo escultórico sostiene estos primorosos dibujos. El encuentro de los dos artistas da pie a reflexionar sobre el papel y escenificación de los medios de comunicación, sin por ello caer en un lenguaje excesivamente directo, cuidando la estética de este particular foro.

También hay que señalar la obra ‘S.T.’ (1969) de Carol Rama, en la galería Ciaccia Levi, donde aparecen sus conocidas ecuaciones atómicas y esa abstracción tan gestual y violenta, alejada ya de la figuración de sus dibujos de los años treinta durante la época fascista. En torno a ella construye su exposición Zoe Williams con provocación y figuración para construir una galería de escenas que no dan lugar a la indiferencia.
No obstante, a mi parecer, destacan dos escenarios: las galerías Renata Fabbri y ZERO, que exponen las obras de Adolfo Wildt y Medardo Rosso, dos escultores contemporáneos y rivales.

En la primera de ellas, se muestra el último dibujo preparatorio para ‘El descendimiento’ (1927), una obra de bella factura y donde se aprecia perfectamente la escultura que estaba preparando Wildt. Carlo Cossignani se decidió por este dibujo por la “fragilidad como elemento de fuerza y la idea de vacío como una sustancia a la que dar forma”, pero también por la sorprendente representación de un cuerpo femenino como protagonista de la obra, invirtiendo pues la iconografía clásica. En su conjunto, se siente atraído por la creación de juegos de opuestos (presencia-ausencia, femenino-masculino, vacío-lleno) en la obra de Wildt. Las acuarelas de Cossignani buscan, por tanto, recrear con suma pericia y sensibilidad este juego escultórico de formas y vacíos, huellas de un sutil equilibrio donde se adivinan formas humanas precisamente en el espacio que queda sin dibujar.

Y no pueden más que generar estupor y fascinación las dos escenas construidas en el espacio industrial de ZERO, que dedica toda una planta al pequeño ‘S.T. (Dos figuras con fuente)’ de Medardo Rosso, realizado a inicios de siglo XX. En primer lugar, es una oportunidad extraordinaria para contemplar uno de los pocos dibujos públicos de Medardo Rosso, donde dos paseantes aparecen dentro de un ambiente muy sugerente, donde “el objeto observado emerge visualmente del flujo continuo de la materia atmosférica, así como se comportaría en el espacio real” –como reconocen Carlo y Fabio Ingrassia. Siguiendo esta apreciación, la segunda planta de la galería se entrega completamente a un dibujo aún más minúsculo que surge en medio de una pared iluminada de rojo. La puesta en escena es impactante, aún más cuando descubrimos el paisaje tremendamente vivo instalado en su eje central, fruto de ese peculiar proceso de pintura con el que los gemelos Ingrassia (uno zurdo y el otro diestro) se encuentran tras empezar cada uno por un lado de la obra, situada en esa mesa repleta de lentes de aumento, y donde se calcula todo, hasta la temperatura del grafito de esos lápices que construyen ellos mismos.

Como se puede observar, la diversidad de propuestas sorprende por la variedad de los diálogos entre maestros del siglo XX y artistas actuales, pero también por la peculiaridad de las obras de la Colección Ramo y las cuidadas puestas en escena en cada una de las paradas de este recorrido por la capital lombarda. Además, la atención con la que se ha organizado el evento apunta a propiciar una oportunidad más para pensar la entidad del dibujo como disciplina. De ahí las entrevistas de Alessandrelli a los artistas que han participado, en las que se pueden apreciar testimonios como el de Alek O., que acentúa el carácter instrumental del dibujo, o el de tantos otros coincidentes, como Stefano de Paolis o Marta Roberti, que señalan la cercanía del dibujo al pensamiento, donde la mano vuelve imagen la visión, destacando Ignacio Uriarte la inmediatez absoluta de esta transferencia, que convierte este ‘medium’ en algo libre, ligero y directo, sin interferencias.

Al margen de posibles idealizaciones o entusiasmos, esta Milano Drawing Week ha ofrecido un magnífico espectro de argumentos para reivindicar la obra sobre papel como expresión artística, por su calidad y variedad, pero también como forma de conocimiento, muy ligada a ese aprendizaje continuo que consiste en dar forma a un pensamiento.

milanodrawingweek.com  

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