Por: Julienne López Hernández |
Hasta el universo creativo de la artista estadounidense Ida Applebroog (New York, 1929) nos traslada “Marginalias”, exhibición que irrumpe en las salas del Museo Reina Sofía presentando la mayor muestra retrospectiva de la artista hasta el momento. Un exhaustivo recorrido bastará para comprobar cómo las dinámicas de poder que atraviesan la sociedad se erigen en el canal que vertebra la obra de Ida Applebroog. El juego de roles donde siempre predomina el pensamiento binario y estructuralista –hombre sobre mujer, políticos sobre sociedad, padres sobre hijos, etc.- es esa condición que incomoda a la artista y por la cual ha ido entretejiendo un discurso conceptual en torno al poder como fuente de malestar general. Es el escenario cotidiano la base desde donde emanan las reflexiones que nos propone Ida. La manipulación mediática que enfatiza en el dolor hasta el punto de banalizarlo y cómo los discursos de poder rigen todas las dinámicas de la vida cotidiana son aspectos que la artista aborda una y otra vez en sus obras desde diferentes soportes y manifestaciones.
Estamos ante una creadora muy versátil, que prefiere desprenderse de cualquier etiqueta clasificatoria porque apuesta por la libertad de expresión, tanto a nivel estético como conceptual. Applebroog conoce muy bien lo que es el valor de la decisión propia, del autodescubrimiento, conoce lo negativo de una vida encorsetada y a la vez la libertad como fruto de una búsqueda constante y de una puesta en valor de sus derechos en cada uno de los roles que ha tenido que conciliar: como esposa, hija, madre, trabajadora, artista y como mujer que vive en una sociedad patriarcal y que proviene de un núcleo familiar judío ortodoxo.
Quien se acerque a la muestra “Marginalias” se dará de bruces con la obra de una artista francamente abierta, espontánea, quien utiliza el humor y la sátira como herramientas para hablar sobre esos aspectos que más le inquietan. Lejos de una iconografía benévola, las pinturas de Ida Applebroog impacientan a quien las ve, son incómodas a la vista y a la vez altamente cuestionadoras de una sociedad donde el patriarcado ha echado raíces hasta el punto tal de enfermarla y convertir a sus individuos en víctimas de esas creencias e imaginarios construidos en torno al poder y la supremacía masculina.
Para canalizar las interrogantes y problemáticas que le inquietan la artista trabaja el óleo, la escultura, la instalación, el libro de artista –“Galileo”, “Dyspepsia” y “Blue Books” (1977-1982)– y más recientemente la impresión fotográfica al incursionar en las nuevas tecnologías. Dentro del espectro de influencias vale destacar cómo sus extensas lecturas de las obras de teatro de Samuel Beckett se traducen en dibujos que juegan con la estética del cómic, llenos de humor, con gran dosis de ironía, donde coquetea con el absurdo. La serie “Galileo Chronology” (1975) da fe de esta práctica donde destaca el uso reiterado del pergamino con el cual crea esos volúmenes y sombras propios del escenario teatral. A nivel estético se le suma su formación como diseñadora gráfica, lo cual ha dejado un saldo positivo en su obra, en la que integra la visualidad de las tiras de cómics, los storyboards y los fotogramas.
De esta forma la pluralidad es un concepto que muy bien define el quehacer de la creadora estadounidense, ya que Ida entiende el arte como su medio de expresión y echa mano de cuanto soporte o manifestación le sea más aportadora a la hora de transmitir sus mensajes. Un aspecto esencial en su quehacer es el componente performativo que le otorga a sus piezas, no solo porque muchas de sus instalaciones implican un recorrido interno para poder ser apreciadas, sino también porque para la artista es de suma importancia que el receptor se convierta en un flâneur activo que complete de sentido sus obras.
Más de cinco décadas de trabajo se reúnen en esta exposición retrospectiva museográficamente dispuesta de forma tal que justo en el inicio se presentan las introspectivas formas biomorfas que dibujara la artista durante su estancia en el Mercy Hospital debido a una crisis nerviosa. El dibujo, que tanto protagonismo adquiere en su quehacer, sirve de hilo conductor con la instalación “Monalisa” (2006-2009), pieza instalativa en la que se reúnen una serie de dibujos a tinta, acuarela y lápiz que sobre su propia vagina realizara la artista en un período muy sensible de su vida, tras recuperarse de su estancia médica. Si bien hecho de menos el que no se haya explotado la condición “penetrable” de esta pieza, resulta llamativo cómo a través de la representación del órgano sexual de la mujer y la titulación de la obra se deconstruye el canon de belleza femenino al estilo de la Gioconda. Fue a partir de este momento que Appelbroog comenzó a adentrarse en el feminismo, postura que consolidó en New York al colaborar con Mimi Shapiro, Lucy Lippard y Judy Chicago en el colectivo feminista Heresies y posteriormente al ser parte de Women’s Action Coalition (WAC).
Una de la salas mejor lograda museográficamente es la que alberga la serie “Marginalias”, con obras dispuestas a ras del suelo pensadas para ser recorridas y donde se acentúa la intención de la artista de llamar la atención sobre esos personajes solitarios y de aspecto poco agraciado que van por la vida en piloto automático y que son el resultado de una sociedad disfuncional. The american way of life es un constructo social que Ida siempre tiene en la mira para discursar sobre el egoísmo y la banalidad como bases que solo pueden servir de soporte para una sociedad enferma. La serie “Living” (1994-1996) es un ejemplo de este enfoque; mientras que en la serie “Variations on Emetic Fields” (1990) la artista continúa en la misma cuerda al representar seres alineados o fragmentos de ellos, los cuales resultan inquietantes por la despersonalización que manifiestan. Se trata de pequeñas escenas de la vida cotidiana, marcadas por eventos de una banalidad desbordante, donde incluso se atisban episodios de violencia.
Es también a raíz de su experiencia hospitalaria que la artista realizó obras en las que cuestiona algunas prácticas de la medicina y en especial la relación médico/paciente como un vínculo de subalternidad por parte de la segunda figura. Y en este camino profundiza aún más hasta llegar a cuestionar el uso de la ciencia al servicio del poder, como lo hace a través de la pieza “Everything is fine” (1990-1993), una instalación en la que reflexiona sobre los abusos cometidos a los monos que formaron parte de las investigaciones contra el VIH y el ébola. Esta pieza, ubicada en la misma sala de color verde –haciendo un guiño al color asociado a la medicina– en la que se encuentran las “Variations on Emetic Fields” (1990), resume el interés de la artista por describir un escenario social marcado por el uso distorsionado de la medicina. Una vez más echo en falta la posibilidad de realizar un recorrido por entre los paneles con la representación de los monos que conforman la instalación y de esta manera apreciar la propuesta instalativa en toda su dimensión.
“Marginalia” es el título de la muestra y esta elección por parte de la comisaria, Soledad Liaño, sintetiza el espíritu cuestionador que profesa Applebroog sobre las alteridades. A lo largo de más de doscientas piezas y ocho instalaciones dispuestas bajo un criterio cronológico y luego bajo una curaduría temática, podemos comprobar cómo la artista ha insistido en problematizar sobre las otredades, sobre esos no lugares que son los espacios –físicos y simbólicos– en los que habitan los seres “marginales” o marginalizados de la sociedad. Como si de residuos humanos se tratase, los aparatos de poder de la sociedad les catalogan, y en reflexionar sobre esta discriminación radica gran parte de la obra de Ida. Sin duda “Marginalias” adquiere gran valor en tanto es la mayor muestra retrospectiva de Ida Applebroog y sobre todo porque trae al mainstream del contexto artístico español la obra de una artista neoyorkina de consolidada trayectoria que sigue en activo y que ha formado parte de un discurso epocal que se ha proyectado desde el arte en torno a las problemáticas de una sociedad distópica.
1. Exposición “Marginalias. Ida Applebroog”. Museo Reina Sofía, Edificio Sabatini, Planta 1. Del 2 de junio al 27 de septiembre de 2021.